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EVER MORIENA, EL VETERANO DE MALVINAS QUE SALVÓ SU VIDA CON EL DEPORTE

Hoy es un triatleta multipremiado, pero cuando volvió de las Islas; la indiferencia y el maltrato de la sociedad, los militares y parte de su entorno lo llevaron a un intento de suicidio que truncó el timbre que sonó en la pensión donde vivía. Cómo hizo para reencauzar su vida.

La que sigue es una historia de resurrección, azar e indiferencia.
Y empieza con la indiferencia con la que gran parte de la sociedad argentina y el Estado mismo trataron a los soldados de Malvinas cuando volvieron al continente con el dolor de la derrota a cuestas. Esa indiferencia duró décadas y tuvo el nombre técnico de proceso de desmalvinización.
Que haya habido más veteranos que eligieron el suicidio que fallecidos en el campo de batalla no es una casualidad.
Lo que resiste categoría de milagro es que Ever Moriena no haya sido un número más en esa lista.
Ocurre que cuando estaba con la pistola en la boca, listo para poner fin al dolor incesante que fue su existencia desde que volvió al continente, a Ever le tocaron el timbre y se vio obligado a posponer su muerte. Era un amigo que quería que firmara unos papeles.

Vivió ese timbrazo como una oportunidad. Con la voluntad y la inteligencia como únicas armas, Ever se empezó a dar cuenta de que el alcoholismo con el que lograba anestesiar el sufrimiento no era la salida y de que en la medida en que practicara algún deporte podía eludir pensamientos intrusivos negativos. Correr como resurrección.
Correr, al principio, como deporte, entonces. Para llegar a ningún lado.

Correr para no morir.
Correr, después, con objetivos, como ganar un maratón.
Y convertirse con el tiempo en un triatleta multipremiado que hoy, a los 59 años tiene un hijo y está conforme con la vida que se pudo construir con el deporte, pero también la meditación, “para que la mente no maneje el cerebro”.

Su historia fue contada por primera vez por el escritor y periodista Federico Bianchini en su libro “Desafiar al cuerpo” e incluso fue publicada en el New York Times.

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