Economía

BATAKIS NEGOCIARÁ CON EL FMI PARA QUE NO SE CAIGA EL ACUERDO Y DISCUTIRÁ EL DESDOBLAMIENTO CAMBIARIO

Batakis negociará con el FMI para que no se caiga el acuerdo y discutirá el desdoblamiento cambiario
La ministra de Economía aprovechará su viaje a Washington para destrabar préstamos frenados del BID y el Banco Mundial. Con los sojeros en la mira y sin reservas líquidas en el Banco Central, no hay espacio para seguir atrasando el dólar oficial


El Banco Central ya no sabe cómo rascar la olla. No hay cómo disimular la falta de dólares, aunque el nivel de reservas brutas siga marcando que quedan casi USD 40.000 millones. La mayoría de las empresas argentinas se enfrentan a un inédito default comercial: no pueden cumplirles a sus proveedores el pago de insumos importados que ya fueron embarcados y muchos de los cuales ya ingresaron al país.
El Gobierno y la economía argentina están pagando todos los costos de una devaluación sin que haya ocurrido. La política de atrasar el tipo de cambio oficial tuvo históricamente dos objetivos primordiales. Uno de ellos es abaratar artificialmente el ingreso de productos importados, con el objetivo de mantener la inflación bajo control. El otro es mejorar el salario en dólares del trabajador, generando una sensación de bienestar.


Pero nada de eso es lo que está sucediendo ahora. La inflación de este año ya apunta a tres dígitos y el poder adquisitivo de los ingresos se derrumba mes a mes. La brecha cambiaria ya llegó al 150%, lo que provoca que las familias y las empresas ya no tomen en cuenta el tipo de cambio oficial y se manejen con los dólares financieros.
En una situación mucho menos desesperante, Cristina Kirchner acordó en enero de 2014 con el entonces titular del Central, Juan Carlos Fábrega, un salto devaluatorio del 22%: el tipo de cambio oficial saltó entonces del $ 6,50 a $ 8 y achicó sustancialmente la brecha. Eso le permitió al Gobierno ganar tiempo para llegar a las elecciones del 2015 con lo justo, pero sin explosiones ni desbordes.
Cuando todavía faltan más de 16 meses para el recambio presidencial, no se termina de entender por qué el Gobierno resiste un sinceramiento del tipo de cambio, que no sólo podría reducir la brecha cambiaria. También alentaría a los productores a liquidar parte de la cosecha de soja que no quieren vender por el magro rendimiento que obtienen al ingresar la producción a un dólar de $ 130 y posterior pago de retenciones.

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